Los tres son protagonistas de la vida pública de Tucumán y de la Argentina. Los tres finalizan un ciclo. Y mañana, cada uno, dará un discurso final, que, por esta característica y por ser este un año de comicios, puede incluir condimentos inesperados. La presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, vendrá mañana a Tucumán a encabezar los actos oficiales alusivos al Día de la Independencia, en su cuarto año de mandato, al igual que el gobernador, José Alperovich, que la acompañará durante toda la visita. El tercer protagonista es monseñor Luis Villalba, que pronunciará su último Tedéum al frente de la Iglesia Católica de Tucumán, ya que desde setiembre monseñor Alfredo Horacio Zecca será el arzobispo.

La mandataria le hablará al país desde un palco especial montado en el Hipódromo de Tucumán, donde asistirá luego de aterrizar en Tucumán, a las 12, y encabezar el tradicional homenaje a los próceres, en la Casa Histórica.

Mañana, a diferencia del 9 de julio del año pasado, Cristina ya no estará acompañada por su esposo, el fallecido ex presidente Néstor Kirchner, y ya no será la autoridad que hablará como una mera gestora, sino como continuadora del proyecto político. Acompañará su mensaje con un anuncio que muy probablemente esté vinculado con obras de energía.

Alperovich, que también busca su reelección en el cargo, les pedirá a los tucumanos que voten a la Presidenta el 23 de octubre.

Como si fuese un anticipo, el gobernador pidió esta semana el voto para Cristina, por medio de la prensa. "Necesitamos a Cristina cuatro años más para cambiar definitivamente a Tucumán, necesitamos tener un gobierno que nos siga ayudando", dijo el titular del Poder Ejecutivo.

El 9 de julio del año pasado, el discurso de Alperovich giró en torno del significado de hacer patria. "Es construir caminos, hospitales y puentes; se hace patria con la ley de asignación por hijo; dando trabajo y abriendo y mejorando escuelas para que nuestros hijos tengan más oportunidades y mejores empleos", dijo.

Saliente

El único de los tres protagonistas de mañana que dejará de intervenir en la vida pública es Villalba. El administrador apostólico pronunció una reflexión el último fin de semana, durante el encuentro regional del NOA de la Acción Católica Argentina (ACA), en esta ciudad, que puede leerse como un anticipo de su último Tedéum. "Hoy los excluidos no son solamente explotados sino que han llegado a ser sobrantes y desechables. La persona humana nunca puede ser instrumento de proyectos de carácter económico, social o político. Por ello, ante todo, queremos reafirmar que nuestro criterio de priorización será siempre la persona humana", aseveró Villalba, según la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA).

Del encuentro participaron 350 miembros de la ACA, delegados de la arquidiócesis de Tucumán y de las diócesis de Concepción, Catamarca, Jujuy y Santiago del Estero. Y también expuso monseñor José María Rossi, obispo de Concepción, quien subrayó que despreocuparse de los pobres es como escupir para arriba. "Quienes no eliminen este flagelo recibirán las consecuencias de sus desaciertos. El interés por los pobres se inscribió meramente en un plano teórico y emotivo sin incidencia en los comportamientos y decisiones de todos los que manejamos una cuota de poder, político, económico, social, del conocimiento, incluso la propia Iglesia como formadora de conciencias", afirmó Rossi. La pobreza es un tema al que siempre aluden las máximas autoridades de la Iglesia.

El 9 de julio del año pasado, la prédica de Villalba contra el matrimonio de personas del mismo sexo -entonces la ley aún no había sido aprobada por el Congreso- fue un momento de visible incomodidad de Alperovich, que había ido acompañado -como lo hará también mañana, por su esposa, la senadora Beatriz Rojkés.

Los dos ejes de aquel mensaje de Villalba -de apenas dos carillas- fueron el pedido de generar un nuevo estilo de liderazgo basado en la ética y, precisamente, la defensa férrea de la concepción tradicional de la familia heterosexual, en abierto rechazo a la reforma del Código Civil de la Nación, que una semana después de ese Tedéum se convirtió en ley.

Cristina no asistió al oficio religioso en 2010 ni en 2009 y tampoco lo hará mañana. Una tradición elusiva del kirchnerismo.